El uso estratégico o no de las encuestas en campaña electoral

Las encuestas electorales, son herramientas estratégicas capaces de influir en la percepción y decisión de los votantes. Al emplearlas con astucia, es posible no solo reflejar sino también moldear la opinión pública, movilizando o desmotivando el electorado según convenga.

Por Heidi Acosta.

 

 

El uso de encuestas en las campañas electorales es una práctica común que puede tener un impacto significativo en la percepción de los votantes y en sus decisiones de voto. Estas herramientas, cuando se emplean estratégicamente, pueden influir en la movilización o la desmotivación de los votantes, e incluso cambiar la intención de voto. A menos de un mes de que México se enfrente a las elecciones presidenciales, me saltó la vena electorera y desarrollé un pequeño análisis sobre el uso de las encuestas como parte de la estrategia de campaña de Xochitl Gálvez, Jorge Álvarez Maynez y Claudia Sheinbaum.

Las encuestas pueden ser diseñadas y presentadas de manera que reflejen favorablemente a un candidato sobre los demás. Por ejemplo, la selección de la muestra, las preguntas formuladas y el momento en que se publican los resultados pueden ser ajustados para maximizar el impacto positivo en un candidato específico. En el caso de la campaña presidencial, si una encuesta muestra a Claudia Sheinbaum liderando con un margen significativo, esto podría desmotivar la movilización de los seguidores de Xochitl Gálvez, bajo la percepción de una batalla ya decidida.

En este sentido, las encuestas y declaraciones de los candidatos juegan un papel fundamental en la percepción pública y la decisión final de los votantes. Recientes comentarios hechos por Xóchitl Gálvez resaltan una preocupación sobre el miedo de la gente a perder programas sociales, lo que podría influir en su respuesta en las encuestas.1

Según Gálvez, hay una cantidad significativa de votantes indecisos, cuyas preocupaciones acerca de los problemas sociales y económicos en México podrían afectar negativamente a Claudia Sheinbaum. La táctica de enfocarse en el temor de perder programas sociales sugiere una estrategia de campaña que intenta conectar emocionalmente con los votantes, resaltando los riesgos de cambiar el status quo. Esta situación abre un espacio vasto para otro análisis, especialmente en cómo las percepciones y miedos de los votantes pueden ser direccionados o mitigados por las campañas electorales.

Continuando con las encuestas, la frecuencia y el tono con el que se publican también pueden manipular la percepción pública. La cobertura mediática constante de estas encuestas, especialmente cuando colocan sistemáticamente a un candidato en la posición de liderazgo, puede crear una sensación de inevitabilidad sobre su victoria. Esto no solo afecta a los votantes indecisos, que pueden inclinarse hacia lo que ven como el bando ganador, sino que puede influir en la desmotivación de los votantes del candidato con la menor ventaja.

En este sentido, los candidatos y sus equipos de campaña generalmente desarrollan estrategias para mitigar los efectos negativos de las encuestas adversas. Estas estrategias pueden incluir la realización de sus propias encuestas y la publicación de resultados que muestren al candidato en una luz más favorable, así como cuestionar la metodología de encuestas que les son desfavorables para sembrar dudas sobre su validez, ejemplo la más reciente que publicó Massive Caller.

Las encuestas actualizadas, como las disponibles en Oraculus.mx y presentadas por diversas fuentes como Expansión2, ofrecen una visión más amplia de cómo estos temas están siendo recibidos por la población y cómo cada candidato está posicionado en la carrera hacia la presidencia. Es crucial analizar cómo la cobertura mediática, incluidos los segmentos en plataformas como YouTube, influye en este proceso al proporcionar foros para que los candidatos expresen sus puntos de vista y se confronten directamente.

Es innegable, que las encuestas juegan un papel crucial en las campañas electorales, con el potencial para alterar el rumbo de una elección. Su poder radica no solo en capturar la esencia de la opinión pública, sino en su capacidad para influir, para cambiar la narrativa y, en última instancia, para movilizar o desmovilizar al electorado. La estrategia detrás de su uso puede ser tan decisiva como el mensaje que portan los candidatos.

De ahí la importancia crítica de la transparencia, la ética y la responsabilidad en la comunicación política. En un mundo ideal, las encuestas serían el reflejo fiel de la voluntad popular, no herramientas de manipulación. Hasta que ese día llegue, es nuestra responsabilidad, como electores informados, entender su papel, cuestionar su procedencia y leer entre líneas.


Referencias

  1. Latinus
  2. Expansión

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