La crisis del automóvil

La industria automotriz vive un periodo de crisis y cambio. De acuerdo con David Menachof, profesor del Departamento de Gestión de Operaciones y Tecnología de la Información de la Escuela de Negocios de la Florida Atlantic University, cerca de 8 millones de vehículos dejaron de ser producidos en el último año. Esta situación se traduce en una pérdida de ingresos de aproximadamente 200 mil millones de dólares. México, que ocupa el séptimo lugar en la producción y el cuarto en exportación de automóviles a nivel global, ha resentido estas perdidas en términos de empleo y de toda la cadena productiva de esta industria.

Uno de los sectores afectados debido al estancamiento de la industria automotriz es el ramo de la publicidad. De acuerdo con un reporte de Zenith Media para el cierre del año 2020 se registró una caída del 21% de la inversión publicitaria a nivel global. Según Zenith se prevé que, a pesar de que durante el 2022 las inversiones en anuncios de automóviles suban entre 10%y 11%, todavía se esté al menos en un 2.8% por debajo de las cifras del año 2019.

Uno de los datos destacables del informe citado es que, a diferencia de la televisión, la radio, los periódicos y las revistas, en los medios digitales sí habrá un aumento del 9% en gastos publicitarios. 

La reconfiguración de la industria automotriz pasa también por la incorporación y la promoción de combustibles alternativos. En una nota del diario El País el periodista Chiqui de la Fuente menciona que ya no es la potencia desmedida ni las brutales aceleraciones o los derrapes sin fin de sus máquinas lo que los anuncios comerciales de los automóviles ofrecen para vender más unidades. Es, en cambio, todo lo relacionado con el cuidado del medio ambiente y la comodidad lo que los clientes están buscando. El automóvil eléctrico parece ser una de las esperanzas futuras de una industria que está obligada a encontrar formas de adaptarse a las tendencias urbanas del uso de transportes alternativos para el cuidado del medio ambiente.

En una entrevista para el periódico Excélsior, Guillermo Bernal, comisionado de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), aseguró que el mundo y las principales empresas ya están girando hacia un proceso de de “descarbonización” de la industria automovilística, lo cual supone una ejecución de importantes inversiones en este sector. Si bien en nuestro país se mantendrá durante los siguientes años una alta demanda de combustibles fósiles, ya que la producción y venta de autos eléctricos será aún lenta, las estaciones de recarga eléctrica serán cada vez más demandas. De acuerdo con información de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), hasta ahora sólo se han instalado mil 500 estaciones de carga para vehículos eléctricos en México. Vale destacar que la mitad de las estaciones se encuentran en la Ciudad de México, Jalisco, Nuevo León y el Estado de México, y que existen muy pocas en las carreteras.

Recientemente en el diario El Confidencial se publicaron algunos datos del informe sobre la huella de carbono del Volvo C40 Recharge, un modelo eléctrico de la marca sueca. En los datos compartidos por la misma empresa fabricante se menciona que mientras el Volvo XC40 (el mismo modelo, pero con motor de combustión) genera 14 toneladas de CO2 durante su fabricación, la versión eléctrica produce 25 toneladas de este compuesto.

Si bien esto pudiera desestimar el uso de los automóviles eléctricos como una medida para reducir el impacto ambiental, la clave está en la vida útil del vehículo. Si el origen de la energía eléctrica es puramente renovable (como la energía eólica), un automóvil eléctrico generaría solamente 0,4 toneladas de CO2 durante su vida útil y 0,5 toneladas durante el proceso de reciclaje. En cambio, un automóvil con motor de combustión interna genera aproximadamente 43 toneladas de CO2 durante su vida útil. El problema de esta comparativa está en que la energía eléctrica se genera de distintas formas, en muchos de los casos con combustibles fósiles. De acuerdo con Heinrich Helms, experto en energías alternativas del Instituto de Energía e Investigación Ambiental de Heidelberg, el automóvil eléctrico encuentra sus principales críticas en la producción intensiva de energía de la batería, así como en la proporción aun alta de energía fósil.

Los automóviles eléctricos son desde hace algunos años una de las apuestas más fuertes de la industria automotriz para mantener sus cadenas productivas.

La prioridad que a escala global ha tomado en la publicidad el automóvil híbrido o eléctrico lo demuestra. Sin embargo, como una alternativa para el cuidado del medio ambiente, los automóviles eléctricos parecen estar lejos de representar una solución. Mientras toda la cadena de suministros no tenga un cambio radical, los automóviles eléctricos serán sólo un pequeño paliativo a la crisis ambiental que vivimos.


Jesús Díaz, “Fabricar un coche eléctrico contamina un 70% más que uno de gasolina”, El Confidencial
Chiqui de la Fuente, “La electricidad también cambia la publicidad de los automóviles, sobre todo los de lujo”, El País
La inversión publicitaria mundial de automoción caerá más del doble de rápido que la media del mercado”, Puro Marketing
Nayeli González, “Los autos eléctricos obligarán a las gasolineras a evolucionar”, Excélsior

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